Acostumbrar al perro al gato: con estos tres consejos lo conseguirás
El perro persigue al gato y este se sienta bufando bajo la mesa. Esta escena es probablemente familiar para todos los propietarios de mascotas. Aunque los perros y los gatos a menudo reaccionan entre sí de la misma manera, esto no significa que no se puedan llevar bien. Sin embargo, que se acostumbre a convivir requiere algo de trabajo, y no solo para ti, sino para el perro y el gato. Estos consejos son la mejor manera de conseguir que tu perro y tu gato compartan la casa sin problemas.
Consejo 1: aprende a entender el lenguaje corporal
Incluso los seres humanos tenemos problemas con el lenguaje corporal, que siempre puede dar lugar a malentendidos. Los problemas entre otras especies no son menores. Si un gato se tira al suelo ronroneando, expresa que se siente bien, pero un perro entiende el ronroneo más bien como una amenaza o una advertencia. También el meneo de la cola lleva a esos malentendidos. De forma inconsciente o bastante consciente, tanto los perros como los gatos comunican mucho con sus colas. Si el movimiento de la cola se asocia con la alegría y la euforia para el perro, es una advertencia para el gato, porque los gatos solo mueven la cola cuando se sienten amenazados y están nerviosos. Así que, al igual que nosotros, los humanos, los animales necesitan tiempo para conocerse y ser capaces de leer y entender el lenguaje corporal del otro.

Consejo 2: el comienzo adecuado para el encuentro entre el perro y el gato
Para que la convivencia entre el perro y el gato sea fluida, es fundamental un comienzo perfecto. Así, pues, prepara a tu gato y a tu perro para que se conozcan. Esto puede reducir el estrés durante la primera reunión. Al principio, mantén al perro y al gato en habitaciones diferentes. Ambos animales pueden entonces hacer sus propias marcas de olor. Después de un tiempo puedes intercambiar las habitaciones de los animales, para que se acostumbren al olor del otro. Cuando dejes que el perro y el gato se reúnan por primera vez, lo mejor es que también estés allí. Para que no se produzcan inmediatamente discusiones y escenas desagradables, el perro debe estar atado en el primer encuentro. De este modo, tienes el control sobre el animal y puedes intervenir y calmarlo.
Consejo 3: ten paciencia y mantén la calma
La paciencia es importante en el encuentro. Se necesitan algunas semanas hasta que gato y perro logren convivir de forma relajada. Durante este tiempo, no debes dejar a los animales solos en una habitación sin supervisión. Da a tu perro y a tu gato la oportunidad de alejarse el uno del otro. El gato necesita su propio espacio, como un lugar en el alféizar de la ventana o un gimnasio para gatos. Deben ser lugares a los que el perro no pueda llegar y a los que el gato pueda retirarse si la situación es demasiado intensa para él. También el perro debe tener su lugar. De igual modo, sirve que el comportamiento positivo sea recompensado en consecuencia. Si el perro y el gato se olfatean tranquilamente, por ejemplo, se puede influir positivamente en su estado de ánimo con golosinas. Sin embargo, no se debe elogiar a ninguno de los animales de forma preferente, porque esto puede provocar envidia. Tanto los gatos como los perros tienen una enorme capacidad de aprendizaje. Cuando hayan aprendido el lenguaje corporal del otro y se hayan acostumbrado a su olor, podrán convivir pacíficamente. De ahí surgen a menudo profundas amistades.
