Hernia discal en perros

Estructura de la columna vertebral

La columna vertebral tiene una estructura segmentaria. Para garantizar su movilidad, los cuerpos vertebrales óseos se alternan con discos intervertebrales cartilaginosos. Los discos intervertebrales son lo bastante elásticos para permitir el movimiento entre las vértebras. Al mismo tiempo, sin embargo, también son lo bastante estables como para soportar cargas pesadas. Los discos intervertebrales están formados por el núcleo pulposo en el centro y el anillo fibroso, un anillo fibroso alrededor del exterior del núcleo pulposo. El disco intervertebral pierde su elasticidad bajo grandes esfuerzos o debido al envejecimiento. El núcleo gelatinoso del disco intervertebral sobresale o se desgarra. Si la protrusión es tan pronunciada que provoca compresión en la zona de la médula espinal, se habla de hernia discal. Esto puede provocar una pérdida temporal o incluso permanente de la función de las fibras nerviosas sobre las que presiona el disco. Esto provoca déficits neurológicos en laszonas abastecidas por el nervio afectado.

¿Qué es una hernia discal?

Una hernia discal en perros (prolapso discal) hace que el tejido discal sobresalga del núcleo gelatinoso del disco intervertebral del perro. La columna vertebral está formada por vértebras óseas, algunas de las cuales están fusionadas. Los discos intervertebrales se sitúan entre las vértebras óseas de la columna como un amortiguador. Los discos intervertebrales están formados por un tejido fibrocartilaginoso en forma de anillo que rodea un núcleo gelatinoso blando. En caso de hernia discal en perros, este núcleo gelatinoso sobresale del disco y presiona la médula espinal del perro y/o los nervios circundantes.

Síntomas

Los síntomas causados por una hernia discal en perros dependen del grado en que el disco sobresalga en el canal espinal y de dónde se produzca en la columna vertebral. Al principio, suele haber sólo una protrusión del disco en el canal raquídeo. Esto suele ser doloroso para el perro. El dolor suele ser el primer signo de enfermedad discal. Las ganas de moverse del perro suelen estar muy limitadas por el dolor.
Si a continuación sobresale todo el tejido discal (extrusión), la hernia discal en el perro se manifiesta con signos de parálisis en las patas delanteras o traseras, con arrastre de la extremidad afectada, dolor intenso y aumento de la sensibilidad al dolor y la presión. En algunos casos, la rigidez del cuello y una postura antinatural de la espalda, como una joroba, también pueden ser signos de hernia discal en perros. Si el tejido discal presiona los nervios responsables del control de la vejiga y los músculos del esfínter anal, puede producirse incontinencia en los perros.

Factores de riesgo y causas

La hernia discal en perros puede atribuirse al desgaste del tejido discal (cambio degenerativo). Este cambio puede tener varias causas, por ejemplo la carga incorrecta o la sobrecarga de la columna vertebral, el sobrepeso del perro o el proceso normal de envejecimiento. Por tanto, la hernia discal no es infrecuente en los perros mayores.
Algunas razas de perros sufren hernias discales con más frecuencia. Por ejemplo, los perros con las patas especialmente cortas o la espalda larga pueden desarrollar una hernia discal incluso en la mediana edad. La espalda larga sobrecarga más los discos intervertebrales, y estas razas también tienden a calcificarse pronto y perder así su elasticidad. Como resultado, los discos intervertebrales pierden pronto su función amortiguadora.

Las hernias discales suelen darse en razas con una columna vertebral larga, como los perros salchicha. Por eso la enfermedad también se conoce como "parálisis del perro salchicha". Sin embargo, otras razas también pueden sufrir hernia discal, como el Bulldog Francés, con su tendencia a desarrollar vértebras en cuña.

Tipo

Se distinguen 2 tipos de hernia discal( tipo 1 y tipo 2de Hansen ). Son la causa más frecuente de daño degenerativo de la médula espinal en los perros. Las razas condrodistróficas en particular (p. ej., teckel, pequinés) tienden a presentar metaplasia cartilaginosa temprana del núcleo pulposo con calcificación distrófica y protrusión consecutiva (constricción focal en el canal espinal) o prolapso en forma de proyectil del núcleo pulposo en el canal espinal (extrusión; extensión extensa de detritus en el espacio epidural). Estos cambios, conocidos como Hansen tipo 1, se localizan principalmente en la región torácica y lumbar. El tipo 2 de Hansen se da predominantemente en razas caninas no condrodistróficas, pero también condrodistróficas. Raramente se da en gatos, caballos y otras especies. Los desgarros del anillo fibroso y la metaplasia fibrosa del núcleo pulposo sólo se producen en discos intervertebrales individuales, posiblemente inducidos por efectos traumáticos.

El daño mecánico directo ("lesión primaria") va seguido de un espectro heterogéneo de alteraciones tisulares retardadas ("lesión secundaria"). Los pacientes suelen sufrir déficits neurológicos medulares irreparables con edema, axonopatía, dilatación de las vainas de mielina y necrosis. Las contusiones medulares más antiguas pueden mostrar atrofia en forma de reloj de arena.

Clínica

Las hernias discales son más frecuentes en perros que en gatos. Los perros de razas condrodistróficas están sobrerrepresentados. En la mayoría de los casos hay degeneración del disco, pero también son posibles las extrusiones discales explosivas de núcleo pulposo sano. Las hernias discales suelen producirse en la columna toracolumbar y causan déficits neurológicos de leves a graves en los cuartos traseros, dependiendo de la lesión o compresión medular inducida. Las hernias discales cervicales pueden provocar tetraparesia grave o tetraplejia, pero los síntomas suelen ser más leves debido al borde más ancho alrededor de la médula espinal.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante mielografía, TC o RM.

Terapia

El tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. El tratamiento conservador de una hernia discal aguda es análogo al de un traumatismo medular. Por lo demás, se utiliza principalmente terapia analgésica (AINE, gabapentina) o tratamiento con corticoides. Debe observarse una inmovilización estricta. El tratamiento quirúrgico suele consistir en una hemilaminectomía o minihemilaminectomía. El pronóstico suele ser favorable, pero depende de la gravedad de los signos clínicos y de la localización de la lesión.

Opciones terapéuticas

En la fase aguda, no suele recomendarse el tratamiento fisioterapéutico debido al dolor intenso. En función de la recuperación, pueden iniciarse estiramientos cuidadosos de la espalda y masajes suaves aproximadamente 14 días después de la fase aguda. Si el perro muestra déficits neurológicos en una o más extremidades, la extremidad afectada puede tratarse directamente tumbado. Las medidas adecuadas en este caso son el masaje y el entrenamiento de los reflejos.